¿A qué nos referimos cuando hablamos de enfoque holístico? Pues nada menos que a valorar y tratar a una persona en su conjunto. Somos individuos en toda su complejidad, y esto significa que no podemos separar el aspecto físico del cognitivo, el emocional y nuestra interacción con el medio que nos rodea, que no es el mismo para todos.
Más allá de todo esto, estamos acostumbrados a que nos contemplen «a trozos» cuando hablamos de salud física: una rodilla, un pie, un hombro, un estómago, una vejiga…

…y si no tenemos en cuenta el resto de nuestro cuerpo, nuestro estilo de vida y nuestras emociones, no podremos llegar a una conclusión veraz sobre lo que nos pasa y cómo solucionarlo.
Adolescente de 13 años, supera los percentiles de altura y peso para su edad. Buenos resultados académicos. Sedentario hasta hace unos 6 meses, cuando descubre el balonmano, y desde entonces entrena regularmente. Viene con dolor en tobillo derecho de 3 meses de evolución, que comienza en carrera y permanece después de entrenar. Su pediatra le ha solicitado una radiografía, que le realizan en descarga (tumbado).
Consejo del pediatra mientras no tiene los resutados: si te duele no hagas ejercicio…
Pues bien, en la valoración vemos varias cosas que no se deben pasar por alto: curva escoliótica de convexidad dorsal izquierda (ya con giba y escápula alada) compensada con lumbar derecha, pies planos (derrumbamiento más que evidente de los arcos plantares), actitud cervical en semiflexión, inclinación y rotación que llama mucho la atención. Resulta que el chico tiene una alteración visual (un ligero estrabismo) que le obliga a adoptar esta posición para conseguir enfocar sin ver doble. Inevitablemente, esta alteración vertebral influye en su apoyo y reparto de cargas.
Sin entrar en más detalles…veréis que el problema no está generado en el pie (que sí tratamos por una sobrecarga en tibial anterior y extensor del I dedo), sino en una situación única e individual: la suya. Tenemos que pararnos a valorar cuál es la causa del problema y qué factores lo están perpetuando. Y muy importante: identificar necesidades y saber derivar a los profesionales adecuados para abordarlas. En este caso concreto, vuelta al oftalmólogo y consulta, por mediación de su pediatra, en la Unidad de Deformidades Vertebrales.
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