JUEGO, MOTIVACIÓN Y APRENDIZAJE
Los que os habéis paseado un poquito por mi web sabéis que muchas veces una parte de mi trabajo se realiza en entornos naturales.
Esto no es algo aleatorio ni casual. Cada sesión de terapia, ya sea en sala, en domicilio o en cualquier otro entorno, supone una planificación y una preparación que obedece a la consecución de objetivos concretos.
Para llevar a cabo una de estas sesiones, primero tendremos que trabajar en sala una serie de objetivos más concretos que será necesario superar para poner en práctica una actividad en exterior, donde el entorno va a ser mucho más exigente. El interior de la sala de terapia o la clínica son entornos controlados en cuanto a estímulos, reconocimiento del espacio y referencias, y salir de esta zona de confort supone un reto para el paciente que el terapeuta debe tener muy en cuenta. Debemos ser muy conscientes del grado de facilitación que debemos proporcionar en cada momento y buscar ir superando retos lo suficientemente motivantes para la persona, y a la vez evitar un nivel de exigencia demasiado elevado que le suponga una frustración constante. En definitiva, tenemos que hilar muy fino para conseguir esos cambios funcionales que perseguimos, y que supondrán una mejora en la calidad de vida de la persona.
Cuando trabajamos con niños este tipo de intervención cobra, si cabe, todavía mayor importancia. La motivación de un peque pasa siempre por conseguir relacionarse con iguales, poder jugar con otros niños en el cole, en el parque… con lo que es necesario extrapolar lo que trabajamos en clínica a estos entornos. Si no conseguimos motivar a un niño, lo habremos perdido como paciente.
Tenemos que hablar mucho con la familia y con su entorno cercano, averiguar qué le gusta, qué le ENCANTA, cuáles son sus miedos… y a partir de ahí comernos el coco para orientar la terapia a través del juego. Conseguir que el niño venga todos los días contento a jugar con nosotros es lo que nos coloca en la situación más favorable para optimizar el proceso de aprendizaje que debe implicar la terapia.

Esta peque con DCA viene a jugar conmigo desde hace algo más de un año. Cuando nos conocimos tenía muchas limitaciones que interferían en su día a día. La hipotonía de tronco y cinturas no le permitía permanecer estable de pie, con lo que tenía que hacer ajustes constantes variando los apoyos todo el rato. No era capaz de mantenerse sobre un pie ni saltar, y no conseguía subirse a un escalón sin apoyo.
Además, sus pies, sobre todo el derecho, empezaban a sufrir cierta deformidad debido a la tendencia apoyar sobre el borde externo, lo que generaba alteraciones a nivel de rodillas y caderas. Era, según su traumatólogo, una clara candidata a cirugía correctora de tobillo.
Con todo esto, cuando iba al parque tenía muy pocas opciones de juego y de interacción: prácticamente se veía limitada a balancearse en el columpio o jugar sentada. La frustración estaba asegurada…
En este tiempo fuimos consiguiendo cambios importantes en su funcionalidad, y esto ha sido posible gracias a una estrecha comunicación con otros profesionales que intervienen en su proceso de recuperación funcional. Logopeda, psicóloga y neurofisioterapeuta nos coordinamos persiguiendo objetivos comunes y dándonos indicaciones desde cada ámbito de actuación para optimizar resultados desde una visión global.
A día de hoy esta peque, además de que se ha librado de la cirugía de tobillo, puede participar en juegos como el “pilla”, “pato-pato-oca”, “el pañuelo” y cualquier otro que implique carrera. También es capaz de manejarse en apoyo monopodal e incluso salto (rayuela), puede jugar a la goma, que le encanta, trepar a los castillos de cuerda, subirse a cierta altura y saltar, hacer tándem… incluso desplazarse sobre el patinete con apoyo en su pierna más afectada. Fijaos lo que diferente que es para ella ahora ir al parque, y el cambio gigante que supone a nivel de interacción con iguales!!
Y el camino no ha terminado, nos queda todavía mucho trabajo por delante, muchos retos que conseguir y mucho por disfrutar jugando tanto en la clínica como al aire libre.
Tanto si sois padres de peques en terapia como si sois compañeros terapeutas, y queréis compartir conmigo vuestra experiencia en este tipo de intervenciones, me encantará conocer vuestras aportaciones.