Cuando una persona padece un cáncer, su Sistema Nervioso puede verse afectado de varias formas.
A veces el proceso neoplásico afecta a una parte del mismo: tumores cerebrales, medulares o de nervios periféricos. En estos casos el daño neurológico es más conocido y previsible.
Pero en otras ocasiones, es el propio tratamiento para luchar contra el cáncer lo que puede afectar al Sistema Nervioso:
–Cirugías en las que se extirpan tejidos de las “interfaces” (estructuras próximas a nervios periféricos), circunstancia que puede dificultar el libre deslizamiento de los nervios. Un ejemplo de esto puede ser una mastectomía en la que una cicatriz en piel/tejido subcutáneo, o en alguno de los músculos de la pared torácica, afecte a algún nervio intercostal o incluso del brazo.
-La Radioterapia en zonas altamente inervadas puede también provocar mecanosensibilidad neural.
-La Quimioterapia, en ocasiones, puede provocar “neurotoxicidad”, esto es, daño neurológico. Aunque su incidencia concreta es desconocida, se estima que puede aparecer hasta en un 60% de los pacientes en tratamiento quimioterápico.
(Fuente: SEOM)
¿Qué es lo que determina el potencial neurotóxico del tratamiento quimioterápico?
-La capacidad del medicamento concreto para alcanzar el Sistema Nervioso: esto depende de las características del compuesto químico y de la dosis. No todos son capaces de atravesar la barrera de protección del Sistema Nervioso Central o de los nervios periféricos.
-Su efecto una vez ha llegado allí: esto depende del mecanismo de acción del compuesto.
-La existencia o no de una disfunción neurológica previa: si tenemos de base un Sistema Nervioso alterado (por ejemplo, una Esclerosis Múltiple, un ictus previo, una polineuropatía diabética…) es más probable que la quimioterapia provoque neurotoxicidad.
¿Cuáles pueden ser los signos y síntomas de la afectación neurológica?
Es importante que sepamos reconocer los signos de alarma que pueden estar avisándonos de que nuestro Sistema Nervioso se está viendo alterado, para poder hacer un diagnóstico precoz e iniciar cuanto antes un tratamiento.
Las manifestaciones clínicas del daño neurológico dependen del área del Sistema Nervioso que se esté viendo alterado.
-Encefalopatías: pueden aparecer, de forma repentina o más lentamente, confusión, alucinaciones, dificultad para expresarse, apatía, letargo o incluso crisis epilépticas.
-Alteraciones cerebelosas: pueden manifestarse alteraciones en la marcha, en el equilibrio, dificultades en la pronunciación o en la deglución (dificultad para tragar, incluso atragantamientos).
-Parálisis de nervios craneales: los que se alteran con más frecuencia son el Nervio Facial (parálisis de un lado de la cara) y los Nervios Oculomotores (dificultad para enfocar, estrabismo, alteraciones del campo visual).
-Daño medular: alteraciones de la sensibilidad, dolor y/o pérdida de fuerza en áreas concretas, incontinencia de esfínteres.
–Neuropatías periféricas: son las complicaciones neurológicas más frecuentes derivadas de los tratamientos oncológicos. Podemos encontrarnos con alteraciones de la sensibilidad, sobre todo en manos y pies (“en guante y calcetín”). Podemos notar que no distinguimos bien la temperatura del agua, tener sensación de acorchamiento, hormigueos, o incluso tener una piedra en el zapato y sólo darnos cuenta cuando nos lo quitamos y vemos que nos ha hecho una herida. También podemos notar “hiperreactividad tactil”, es decir, cualquier roce en la planta o el dorso de pies y dedos nos provoca una sensación muy desagradable, y nos obliga a mover involuntariamente los dedos. Estas alteraciones sensitivas pueden provocar que la marcha sea inestable, al perder capacidad para adaptarnos al terreno, y que nos fatiguemos caminando menos trayecto que antes: el gasto energético es mucho mayor al haber perdido esa capacidad de adaptación, y también puede haber una pérdida de fuerza real al verse alterada la conducción nerviosa.
¿Cómo puede ayudar la Neurorrehabilitación en estos casos?
La Fisioterapia Neurológica trata los problemas derivados de alteraciones en el Sistema Nervioso. Para ello es necesario realizar una valoración exhaustiva de cada caso concreto: qué es lo que no está funcionando bien y por qué.

Una vez se llega a un diagnóstico diferencial, se elabora un plan de intervención individualizado, que estará basado en métodos, técnicas y conceptos específicos del campo de la Neurorrehabilitación, pero empleando también las técnicas coadyuvantes que sean necesarias según el caso: Fisioterapia Respiratoria, Terapia Manual, Punción Seca, Ejercicio Terapéutico…
El objetivo de esta intervención va a estar siempre enfocado en la persona afectada y en su entorno: conseguir la máxima independencia funcional del individuo, y mejorar así tanto su calidad de vida como la de su entorno más cercano. Todo ello trabajando desde el razonamiento clínico, con métodos, conceptos y técnicas basados en la evidencia científica.
¿Necesitas más información? Quieres resolver alguna duda sobre tu caso? Puedes escribirme y me comprometo a contestarte lo antes posible.